15 marzo 2008

Patear el tablero - Kasparov

Patear el tablero

Dedicó treinta años de su vida al ajedrez. Fue el campeón juvenil más joven de la Unión Soviética, Gran Maestro a los 17 años y campeón del mundo a los 21, cuando –apoyado por la Perestroika de Gorbachov– derrotó a Anatoli Karpov, el candidato del establishment. Ahora, a los 41 años, después de veinte como número uno del mundo, Garry Kasparov colgó los trebejos para dedicarse de lleno a la política y asumir un nuevo desafío: luchar contra "la dictadura" del presidente ruso Vladimir Putin.

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Por Carl Schreck
Garry Kasparov, el ajedrecista número uno del mundo desde 1984 –y para muchos el mejor jugador de la historia– anunció a los 41 años su retiro del ajedrez profesional y prometió dedicar toda su energía a pelear contra lo que llama “la dictadura” del presidente Vladimir Putin. Kasparov comunicó su decisión la semana pasada, después de ganar el torneo anual de Linares, España, uno de los más prestigiosos del mundo, con un tie-break, pese a que perdió la partida de la ronda final contra el gran maestro búlgaro Veselin Topalov. “Había decidido que Linares 2005 sería mi último torneo profesional y acabo de jugar mi última partida.”
El 11 de marzo, Kasparov –uno de los críticos más duros y apasionados de Putin– publicó en su página web (kasparov.ru) un texto en el que diagnostica que “Rusia se está moviendo en la dirección incorrecta” y promete que “haré todo lo posible por pelear contra la dictadura de Putin. Hice todo lo que pude en el ajedrez, e incluso más. Ahora quiero usar mi intelecto y mi pensamiento estratégico para pensar la política rusa”. Kasparov acusa a Putin de limitar la democracia en el país y crear un estado policial. En un artículo del Wall Street Journal titulado “Calígula en Moscú”, el ¿ex? ajedrecista sostenía que el nombramiento de Anton Ivanov –oficial de Gazprom Media de San Petersburgo, la ciudad natal de Putin– como nuevo presidente de la Suprema Corte de Mediaciones era “una jugada similar a la que hizo Calígula cuando nombró senador a su caballo”. Kasparov preside el Comité 2008: Libertad de Elección, un grupo formado por prominentes líderes de la oposición como Irina Khakamada (que compitió con Putin en 2004) y Vladimir Ryzhkov, integrante de la Duma Independiente. Denis Bilunov, asistente de Kasparov en Moscú, anunció que Kasparov y Ryzhkov planean en los próximos meses viajar juntos por al menos diez regiones del país para dar charlas políticas.
Kasparov jamás eludió las controversias en asuntos públicos durante su brillante carrera como ajedrecista y tampoco las eludió antes de 1985, cuando derrotó en Moscú a Anatoly Karpov –el favorito del establishment soviético– y se consagró campeón del mundo. En 1984, cuando ambos rivales llevaban cinco meses disputando, también en Moscú, el primer match por el campeonato del mundo, la polémica estalló cuando Florencio Campomanes, presidente de Federación Internacional de Ajedrez (FIDE), suspendió la competencia con el marcador 5 a 3 a favor de Karpov –se habían jugado ya cuarenta y ocho partidas– alegando razones de salud de los jugadores. Después de ir ganando 5 a 0, Karpov había concedido una serie de tablas, después de lo cual Kasparov se llevó dos partidas seguidas. Enseguida corrieron los rumores de que el titular de la corona estaba al borde del colapso psicofísico. En una conferencia de prensa para los medios occidentales, Kasparov objetó airadamente la decisión y, mientras se organizaba un nuevo match, enfureció a los máximos oficiales soviéticos concediendo entrevistas a la TV occidental donde argumentaba que la FIDE, la Federación Soviética de Ajedrez y el equipo de Karpov conspiraban en su contra. Kasparov ganó el segundo match en noviembre de 1985 y se convirtió en el decimotercer campeón del mundo, título que defendió con éxito ante Karpov en 1986, 1987 y 1990.
En su autobiografía de 1987, Hijo del cambio, Kasparov, claro defensor de la Perestroika, escribió que se había salvado gracias a la intervención de Alexander Yakolev, jefe ideológico de la reforma encabezada por Mikhail Gorbachov. “Les dijeron con toda claridad a las autoridades del ajedrez que nuestra disputa debía zanjarse en el tablero. Había que terminar con los trucos sucios”, confesaba Kasparov. “Yakolev les prohibió usar la prensa para atacarme y tratar de arruinar mi imagen en el país. Era la última oportunidad que tenían y él fue quien los detuvo.”
Kasparov, que después bautizaría a Gorbachov como el “Luis XIV del comunismo”, se alineó a principios de los ‘90 con varios movimientos liberales que tuvieron corta vida, entre ellos el Partido Democrático Ruso, cuya interna lo obligó más tarde a fundar una facción disidente, la Unión Liberal-Conservadora. Apoyó primero a Boris Yeltsin, pero luego modificó sus alianzas y terminó impulsando la candidatura presidencial de Alexander Lebed poco después de que éste asegurara que el debilitado Yeltsin no podría terminar su segundo período al frente del gobierno.
El analista político Vladimir Pribylovsky, jefe del think tank Panorama, declaró que, dados sus antecedentes, dudaba de la permanencia de Kasparov en la política. “Salvo en el caso del ajedrez”, dijo, “nunca fue capaz de comprometerse de lleno con proyecto alguno. Hará muy bien su trabajo durante un mes y después se irá de viaje y desaparecerá por completo”. Pero Pribylovsky admitió que el ex ajedrecista parecía animado por intenciones serias al contribuir a la fundación del Comité 2008 durante la campaña presidencial del año pasado. “Nunca se había quedado tiempo en un movimiento político”, comentó. El periodista especializado en ajedrez Mig Greengard, amigo y socio de Kasparov, dijo que el hecho de que se hubiera retirado del juego era el mejor indicador de sus designios.
“Podría seguir siendo un diletante político sin sacrificar su puesto de número uno del mundo. Podría seguir usando su éxito en el ajedrez como publicidad para su causa política. Si la seriedad de sus intenciones políticas despierta interrogantes, creo que el retiro debería ser una respuesta suficiente.”
Kasparov fue tan polémico como hegemónico en el mundo del ajedrez. En 1993, por ejemplo, se retiró de la FIDE y se llevó consigo el título mundial. Luego organizó y ganó una serie de juegos por el campeonato mundial mientras la Federación, por entonces liderada por el presidente de Kalmykia, Kirsan Ilyumzhinov, se negaba a reconocerlo y emprendía sus propios campeonatos. En 2000, Kasparov perdió con el gran maestro ruso Vladimir Kramnik el match por el campeonato que él mismo había organizado. Dos años después, las facciones rivales accedieron a organizar un plan de reunificación para atraer sponsors y avivar el interés por el juego, pero las conversaciones naufragaron en varias ocasiones hasta que en enero pasado Kasparov anunció que se retiraba definitivamente de todo el proceso. Alexander Roshal, editor de la revista de ajedrez rusa 64, dijo que el fin de las negociaciones no lo sorprendió: “Cuando se dio cuenta de que el proceso de reunificación no tenía esperanzas de éxito, y también de que no podría recuperar su título, Kasparov supo que ya no había nada que pudiera conseguir en el ajedrez”.
Hijo de padre judío y madre armenia, Kasparov nació con el nombre de Garrick Vainshtein en Baku, Azerbaijan, en 1963. A los 10 años inició sus estudios en la escuela de ajedrez más prestigiosa de la Unión Soviética, dirigida por el ex campeón mundial Mikhail Botvinnik. Después de la muerte de su padre –Kim Vainshtein–, adoptó el apellido de su madre. A los 12 se convirtió en el jugador más joven que ganó el campeonato de juveniles soviético. Llegó a la categoría de gran maestro al cumplir 17 años.
Famoso por un juego agresivo que apuntalaba con una feroz capacidad para el cálculo y una rigurosísima preparación, Kasparov solía distraer e intimidar a sus oponentes haciendo toda clase de gestos salvajes durante el juego. Mucho más les costó intimidar a las computadoras: en 1997 perdió una polémica partida contra Deep Blue, la supercomputadora de IBM. (Después Kasparov acusaría a los programadores de IBM de haber intervenido en el juego de la máquina.)
Greengard dice que todavía es temprano para saber si Kasparov volverá al ajedrez competitivo o si cumplirá su promesa de participar sólo de torneos rápidos y exhibiciones. “Por ahora la decisión de retirarse parece muy seria. Debe ser raro abandonar después de más de tres décadas. Ya veremos cómo se siente dentro de uno o dos años.”

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