Después de pasar tres días en nuestra Bella Unión, ciudad coqueta como pocas y llena de objetos (empezando por casas pintadas) color naranja (la bauticé “la ciudad de los naranjas” dado que hasta la única empresa de ómnibus con servicio directo hacia allí, a saber, “El Norteño”, tiene los ómnibus pintados de ese color) y adonde fui fundamentalmente a acompañar a dos amigos abogados ellos, y que debían, al menos uno de ellos, trabajar en diferentes audiencias durante esos días, me dirigí, luego de separarnos con mucha nostalgia, a Uruguayana el día miércoles 31 de marzo. Mientras Bella Unión me inspiró, muy a pesar mío, una sensación de desprotección, como si los propios uruguayos se encargaran de entregarla a los argentinos o los brasileños (pues apenas si se ve mercadería uruguaya en los supermercados o los almacenes, y es poca la música uruguaya que se escucha en las radios) Uruguayana me inspiró por el contrario, una sensación de autoestima sostenida, testimonio, como se dice en el obelisco cuya foto adjunto, “de la invencibilidad del Imperio del Brasil” –así dice en una de las partes que no llegué a fotografiar, pero es importante que así sea, pues las victorias y las derrotas empiezan, como todos sabemos, en las mentes de los hombres. Sea como fuere, fui tratado muy hospitalariamente.
Al día siguiente al de mi llegada, tuve un reportaje largo, bien largo, en el programa de Jaime Ribeiro (radio 96 FM) del día jueves 1º de abril, 2010 entre las cinco y las siete de la tarde, aproximadamente. Fue él quien me indicó la dirección del abogado Vicente Majo da Maia (Rua Bento Martins, 2311) para que yo pudiera preguntarle si se organizaban torneos de ajedrez allí y si yo podría participar en alguno. El club de ajedrez local se está, digamos, reorganizando, tal me dijo Vicente, y no se están celebrando en el momento competiciones, pero me dio la dirección de un “rapaiz” apellidado Caio, aunque me imaginé ya en ese momento que eso sería tal vez más un apodo que un apellido verdadero. Era: Rua Presidente Vargas 2006. Fui al día siguiente, viernes de mañana, con algunos resquemores de conciencia por eso de jugar al ajedrez en un Viernes Santo, pero no había otra alternativa, ya que había marcado mi partida de regreso para Montevideo ese día a las cuatro de la tarde, precisamente. El “rapaiz Caio” no resultó ser ningún muchacho, tal como yo me había imaginado, sino que un señor bastante mayor, lo percibí mayor que yo inclusive, aunque después resultó que era un año menor, y el “carwash” o lavado de autos, señalado por Vicente, no era más que una especie de terreno no demasiado cuidado, en donde aparcaban autos diversos de distintas personas. Sea como fuere, Caio aceptó la invitación mía a jugar, aclarando que hacía tiempo que no jugaba torneos, sacó una mesa para el terreno, acomodó un par de sillas, trajo un “relógio”, y después de unos intercambio de pareceres bastante breves, fijamos un tiempo “nocaute” (es decir, a finish) de 45 minutos para cada partida. En lo personal, claro está que hubiera preferido un tiempo mayor, para no cometer tantas barbaridades, pero no era cosa de discutir en vista de la cualidad de anfitrión de mi oponente, y además del hecho de que él tenía trabajo simultáneamente –más no fuese, cuidar que los autos de sus clientes salieran correctamente-.
Aquí están las dos partidas, que anoté en mi agenda, con algunos comentarios acerca de los sentimientos que me embargaron durante las mismas, y que por eso, como tal vez la mayoría de mis producciones en ajedrez, tienen un contenido emocional, más bien que ajedrecístico. Aquí están:
Blixen,F - Bagesteros (Caio),L [B56]
Amistoso, Uruguayana, Brasil Montevideo, 02.04.2010
1.e4 c5 2.Cf3 d6 3.d4 cxd4 4.Cxd4 e5 5.Cb3 Ae6 6.Cc3 Cf6 7.Ae2 Ae7 8.0-0 Axb3 [ >=8...0-0!?=] 9.axb3+/- a6 10.Ae3 Cc6 11.Cd5 0-0 12.Ab6 Dd7 13.Cxe7+ [ 13.Ta4 Tae8+/-] 13...Dxe7 [ 13...Cxe7 14.f3=] 14.Af3 [ 14.f3 Dd7+/=] 14...Tac8 15.c3 Cd7 [ 15...De6 16.Ae3+/=] 16.Ae3 f5 [ 16...Cf6!?+/=] 17.exf5+/- Txf5 18.Ag4 [ 18.Dd3 Tff8 19.Tad1 Cf6 20.Dxd6 Df7+-] 18...Tff8 [ 18...Tf7 19.Ae2 Rh8 20.b4+/=] 19.Dd2 [ 19.Ag5! Dxg5 20.Axd7+-] 19...Tcd8 20.Tfd1 [ 20.Af3 Cf6 21.Axc6 bxc6 22.Txa6 c5+/-] 20...Cf6+/= 21.Ah3 h6? [ >=21...Df7+/=] 22.Ab6+- d5 23.Axd8 Txd8 24.Af5 e4 25.De3 De5 26.Ah3 Tf8 27.Dg3 [ 27.b4 De7+-] 27...De7 28.De3 g5 [ 28...Ce5 29.f3+-] 29.g3 [ 29.f3 Ce5+-] 29...De5 [ 29...Ce5 30.Db6 Te8 31.Af5+-] 30.Td2 [ 30.f4 gxf4 31.gxf4 Dd6+-] 30...Rg7 31.b4 h5 [ 31...De8 32.Ag2+-] 32.Tad1 g4 33.Ag2 Rg6?? “Nao da”, dijo mi contrario, e inclinó su rey en seguida. E inmediatamente procedió a colocar las piezas blancas de su lado, dando por sentado de que yo iba a aceptar la revancha. Y no se equivocó. Ya eran como las once de la mañana, y la temperatura iba subiendo peligrosamente, como todos los días previos, a los insoportables valores de los trópicos -30, 31 grados- y no tuve más remedio que pedirle a mi contrario un vaso con agua. Así fue que pude jugar la revancha sin demasiado sufrimiento físico.
Bagesteros (Caio),L - Blixen,F [A45]
Amistoso Uruguayana (Brasil) Montevideo, 02.04.2010
1.d4 Cf6 2.f4 d5 3.e3 c5 4.c3 e6 5.Cf3 Cc6 6.Ad3 last book move 6...Db6 7.b3 [ 7.Ce5 Ad7=] 7...Ae7 [ 7...cxd4 8.exd4 Ad7 9.0-0=/+] 8.0-0 0-0 9.Cbd2 [ 9.Aa3 Cg4 10.Dc1 Ad7=] 9...Ad7 10.h3 [ 10.a4 cxd4 11.cxd4 a5=/+] 10...Tfc8 11.g4 [ 11.De2 cxd4 12.cxd4 Tc7=/+] 11...Ae8 [ 11...cxd4 12.exd4 Dc7 13.Ce1-/+] 12.g5 Cd7 13.h4 [ 13.De2 cxd4 14.cxd4 Da5=/+] 13...f5 14.gxf6 Cxf6 15.Cg5? [ 15.De1 Ad7-/+] 15...Cd8?? [ >=15...cxd4!? 16.cxd4 Cxd4-+] 16.Df3 [ 16.De2 cxd4 17.cxd4 Cc6-/+] 16...h6 17.Ch3 cxd4 18.cxd4 Ah5 [ 18...Ab5 19.Axb5 Dxb5 20.a4-+] 19.Dg3 [ 19.Dg2 Cg4 20.Cf3 Cc6-/+] 19...Tc3 [ 19...Da5 20.Cb1-/+] 20.Cf2 Txd3 21.Cxd3 Ae2 22.Ce5 Axf1 23.Cxf1 Tc8 24.Cg6 [ 24.Dg6 Ad6-/+] 24...Ad6 25.Cd2?? [ >=25.Dg2!?-/+] 25...Tc2 [ 25...Da5 26.b4 Dxb4 27.Ce5-+] 26.Cf3? [ 26.De1 Cc6 27.Cf3 Da6-+] 26...Db5 [ 26...Ab4 27.Cge5 Db5 28.Dh3-+] 27.Cge5? [ 27.De1 Ce4 28.Cge5 Axe5 29.Dd1-+] 27...De2 [ >=27...Ab4 28.Dh3 Ce4-+] 28.Cg4 [ 28.Ad2 Txd2 29.Cxd2 Dxd2 30.De1 Dxe1+ 31.Txe1 Axe5 32.dxe5-+] 28...Ce4 [ 28...Cxg4 29.Dxg4 Dd1+ 30.Ce1 Dxe1#] 29.Dh3 Las últimas jugadas se efectuaron a ritmo de vértigo, no obstante lo cual, cuando mi contrario inclinó su rey, quedaban unos 10 minutos en el reloj para cada uno. “¿Você e argentino?”, me preguntó enseguida de abandonar el juego. “No, soy de Montevideo, de Uruguay”, le contesté y noté en seguida una sensación de alivio en mi oponente, síntoma, una vez más, de la gran rivalidad que existe entre dos pueblos que entienden la vida de una manera bastante diferente, empezando por la alimentación y siguiendo por muchas otras cosas, y como se dijo ya en la antigua Roma, “somos lo que comemos”, ¿verdad?
Le pregunté la edad, pensando, como ya dije, que tal vez era mayor que yo, y me encontré sin embargo, que era un año menor, pues nació en Uruguayana mismo, en marzo de 1956. Nos despedimos correctamente, yo desde luego con mucho regocijo por los dos triunfos, y me dirigí rápidamente al hotel, pues la habitación había que dejarla a las dos de la tarde como máximo, y por otra parte, el ómnibus para Santa Ana do Livramento salía sólo dos horas después.
Y así concluyeron, espero que sólo por ahora, las vivencias de una ciudad que me resultó hermosa y acogedora y a la que me he prometido volver…
FIN
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