07 julio 2007

Los "niños prodigio" del ajedrez chino


El ajedrez chino, apoyado en buscadores de talentos y escuelas en las que los aprendices pasan gran parte de su infancia, ha fabricado "niños prodigio" dispuestos a poner en duda los reinados de Kramnik, Anand y Topalov en hombres y Judit Polgar en féminas.

Dos de ellos hablaron para Efe, en la escuela donde pasan ocho horas diarias estudiando el ajedrez: Hou Yifan, que con 13 años es ya Gran Maestra femenina y cuarta mejor jugadora del mundo, y Bu Xiangzhi, de 21 años, que en 1999 (cuando también contaba con 13 años) se convirtió en el más joven Gran Maestro de ajedrez de la historia (aunque años después le batieron otros dos, el noruego Carlsen y el ucraniano Karjakin).

Los dos comenzaron a jugar a los cinco años -no recuerdan si por iniciativa propia o porque alguien les llevó a clase-, comenzaron a disputar torneos locales, y cuando contaban con 9 o 10 años, los llevaron a la escuela de ajedrez de la Selección Nacional, en cuya residencia viven desde entonces, dedicados plenamente al deporte.

La residencia de la selección, situada en el sur de Pekín, estos días está en obras, por lo que este verano sus miembros pueden disfrutar casi de unas "vacaciones" en un edificio provisional, una bonita villa en las afueras de la capital.

Se trata de una mansión del gobierno, junto al parque Badachu, que normalmente se usa para que descansen funcionarios de ferrocarriles pero estos días está ocupada por la selección de ajedrecistas.

"Nunca me canso del ajedrez. Para mí no es una obligación, sino un juego", señala a Efe Hou, que ha disputado numerosos torneos internacionales y este año participó en el III Magistral Ruy López de Zafra (Badajoz, España).

Hou se prepara ahora para conseguir el título de Gran Maestro masculino -si lo consigue pronto, podría batir los 15 a los que lo logró Polgar- y pese a la plena dedicación al ajedrez, no se siente presionada. En sus ratos libres, cuenta, lee novelas y ve la televisión, sobre todo la serie de dibujos animados "Conan".

Desde que llegó a la escuela, hace cuatro años, Hou ha dejado la escuela ordinaria -aunque recibe clases particulares-, por lo que sus únicos amigos son los entrenadores y jugadores de la selección, todos mayores que ella. En el caso de Hou, sólo tiene dos semanas de vacaciones al año.

Los niños prodigio del ajedrez chino -como los de otros deportes, siguiendo la dura escuela educativa de los países comunistas- suelen estar separados de sus padres la mayor parte del tiempo.

Hou, sin embargo, ve a su madre todos los días, ya que la selección china autoriza a su progenitora a vivir en la escuela.

"Esto de que los padres acompañen a sus hijos cada vez se da más, porque muchos padres en China tienen sólo un niño" (debido a la política del hijo único), explica Xu Shaoteng, entrenador de Hou y de Bu.

Bu, después de hacerse famoso en 1999 por su precocidad, afirma haber sufrido mucha presión: "más que la gloria, lo que hubo es muchos ojos fijados en mí", se queja.

El ajedrecista, campeón de numerosos torneos (en España ha ganado en Barcelona y Vigo), asegura que sus resultados han refrendado ese precoz título. Bu ha jugado de tú a tú con Kramnik o Anand, y en una ocasión venció -en la modalidad rápida- a Polgar, considerada la mejor jugadora de ajedrez de la historia.

Bu ha pasado más de 10 años en la residencia de la selección, saliendo poco de ella, "sólo para los torneos". Pero el joven jugador afirma que se ha acostumbrado a esa vida "desde muy pequeño", según cuenta a Efe.

Tanto Bu como Hou son grandes admiradores del niño prodigio por excelencia en la historia del ajedrez: el estadounidense Bobby Fischer, que a sus 64 años sigue rodeado de leyenda, tanto por su juego como por su novelesca vida.

Según cuenta el entrenador de ambos, los niños chinos cada vez empiezan a jugar al ajedrez más pronto, algunos ya a los cuatro o cinco años, por lo que las posibilidades de medrar en el deporte a nivel internacional son muchas, pese a que ahora esté muy por detrás de países como Rusia y otros del este de Europa.

Unos 100 jugadores chinos son profesionales, frente a los centenares que tiene por ejemplo Rusia, pero el ajedrez del gigante asiático ya ha despuntado, especialmente en féminas, donde ha habido varias campeonas del mundo (Xie Jun, Xu Yuhua, Zhu Chen).

Bu y Hou son un ejemplo de la intensa educación, no sólo en ajedrez, que reciben muchos niños chinos, en su mayoría hijos únicos en los que los padres depositan grandes expectativas. También muchos pasan gran parte de la infancia dedicados a la música, la danza u otras artes.

La madre de uno de estos posibles "niños prodigio", que con siete años toca el piano y juega al go (otro juega de mesa muy popular) cuatro horas diarias, asegura que su hijo "no va obligado a estas clases. En China es así, muestran mucho interés por las cosas, el interés es el mejor profesor".

No hay comentarios.: