10 agosto 2008

Aprendizaje, Fácil, Bonito y Barato: Ajedrez en las Escuelas

Aprendizaje, Fácil, Bonito y Barato: Ajedrez en las Escuelas

categorias: Columna - Deporte - Internacional

Su uso en las escuelas ha demostrado que mejora el intelecto de los niños, así como capacidades sociales, lógicas y emocionales.

Escrito por Corresponsales El Morrocotudo


Por Fran Richart Barbeira

¿Qué pensarían si en las escuelas substituyeran una hora de matemáticas por una de ajedrez? Algunos dirían que es un disparate, pero no para la senadora alemana Alezandra Dignes que hace poco apoyó este proyecto en varias escuelas de la ciudad de Dresden. "Los estudios en Tréveris nos han convencido de que una clase semanal de ajedrez fomenta la capacidad de pensar matemáticamente". La Universidad de Treveris lleva más de cuatro años realizando estudios en la escuela primaria Olewig y el resultado fue muy claro: la capacidad matemática y de lectura de los ajedrecistas fue el doble de buena que la del promedio de los alumnos en Renania-Palatinado. Las capacidades lingüísticas resultaron tres veces mejores que las de los no jugadores de ajedrez.

Está más que demostrado que el ajedrez en niños ejercita la memoria y la concentración, beneficia el desarrollo de habilidades cognitivas tanto verbales como numéricas, y favorece el razonamiento lógico, la inteligencia emocional y la intuición. “En la Unión Europea el 25% del tiempo escolar se usa para estudiar matemáticas, cuando en la vida adulta después las personas apenas utilizamos un 3% de esos conocimientos. Se dice que las matemáticas agilizan la mente, y es cierto, pero también hay muchas otras formas de hacerlo”, dice el especialista maltés en educación Edward DeBono.

A parte de desarrollar el intelecto el ajedrez puede ayudar a cultivar otros aspectos en los niños como por ejemplo las relaciones sociales. El juego uno contra uno obliga a crear vínculos con personas de diferentes culturas y generaciones al ser indispensable interactuar con los demás y conciliar el punto de vista del otro. Frente al tablero, es el niño el que toma las decisiones fortaleciendo su carácter porqué aprenden a responsabilizarse por sus propias decisiones. Desarrollan la paciencia y la perseverancia y incrementan la atención y la autoestima.

Con el lema “Llevad el ajedrez a los trabajadores” la Unión Soviética fue el país pionero en poner este juego como materia obligatoria en sus escuelas. Sus frutos fueron casi 50 años de hegemonía en los campeonatos mundiales. Actualmente, y haciendo caso a las sugerencias de la UNESCO, la Venezuela de Chávez es uno de los pocos países que ha incorporado el ajedrez en las actividades escolares. En tres años han formado a casi 90.000 docentes y abierto 15 mil clubes escolares para copar a un población infantil de un millón de niños de entre 4 y 8 años de edad. En el país bolivariano el ajedrez escolar es política de estado, y con este impulso el gobierno ha dicho que quiere ciudadanos más críticos, creativos y autónomos.

Las aulas de Barcelona

En la capital catalana hay varios centros educativos que llevan años con la iniciativa de enseñar ajedrez, y no como actividad extra escolar sino como asignatura electiva. Es el caso por ejemplo del colegio Montserrat, de la escuela Magòria o del Horitzó, centro que imparte además las clases en inglés. Muchos de los profesores de estos colegios provienen de la EDAMI, Escuela de Ajedrez Miguel Illescas. Esta escuela junto con la Escola d’Escacs Barcelona, son las únicas empresas que dan este servicio en el panorama catalán.

EDAMI situada en el corazón del barrio de Gracia y compartiendo tabique con la UGA (Unió Gracienca d’Escacs), alberga casi 40 alumnos adultos y 50 niños. Cuenta con uno de los mejores avales, Miguel Illescas, jugador situado en el puesto 30 de los mejores jugadores del mundo y 7 veces campeón de España. Él y su hermana montaron el proyecto hace 10 años, y a parte de la escuela propia, ya trabajan con casi 30 centros de educación primaria coordinando monitores y contribuyendo a crear cantera. “Les damos 15 minutos de teoría, 10 minutos de problemas relacionados con la teoría, y el resto a jugar a partidas, es importante que practiquen entre ellos y vengan a divertirse” dice Raúl Mínguez monitor de la escuela. Raúl señala que para dar clases hay que tener más vocación de educador que no nivel ajedrecístico, y ése no es su caso ya que es Maestro catalán. Mediante el tablero Raúl evalúa a sus alumnos por el compañerismo, la concentración, la educación en el tablero y sobretodo, espera que en un futuro sepan aplicar esos conceptos en la vida. Por otro parte el ajedrez no solo se puede impartir a los aficionados o niños, sino que EDAMI da conferencias a ejecutivos y empresarios para mejorar a elaborar sus estrategias. Un puente que Miguel Illescas tiende entre ajedrez y pensamiento humano en todos los ámbitos.

“Ajedrez: cosa de niños”

El ajedrez es uno de los pocos deportes cuya maestría puede residir en niños. Sergei Karjakin, jugador ucrainés, ha conseguido el título de Gran Maestro (máxima distinción) a los 12 años, Bu Xiang Zhi a los 13 y el jugador de moda, el noruego Magnus Carlsen, apodado el “mozart del ajedrez”, se ha situado con 17 años entre los 5 mejores jugadores del mundo. El fenómeno del “niño prodigio” siempre se ha cernido sobre este deporte, “Hay niños que tienen un don, pero ese don hay que trabajarlo” comenta Raúl, “los genios del ajedrez son un 90% trabajo 10% de don”. El árbitro internacional de la FIDE, Serafín Chuit Pérez, escribió en un artículo recientemente, refiriéndose a la abundancia de “niños genios”,que la tecnología, es decir, Internet y los nuevos programas informáticos, han ayudado a un aprendizaje más rápido y a que haya un mejor nivel cualitativo y cuantitativo de jugadores respecto al promedio de hace 30 años.

El “niño prodigio” del ajedrez por excelencia es Bobby Fischer. Con 14 años se batió contra todos los grandes maestros de su país declarándose campeón absoluto, y después en 1972 ganó el match contra el ruso Boris Spassky coronándose campeón del mundo. Que un tipo de Chicago ganara en el juego que los soviéticos enseñaban en sus escuelas, le sirvió a Estados Unidos como victoria psicológica en medio de una Guerra Fría que ya estaba tocando a su fin. Pablo Morán exceptúa y aclara en su libro “Los niños del ajedrez” que «Como niño prodigio no fue muy brillante; en cambio, como adolescente prodigio no ha tenido parangón en la historia del ajedrez.» En España, Arturo Pomar fue el primer “niño prodigio”, y que a su vez también fue utilizado como arma política. Pomar con 13 años consiguió las tablas (empate) en 1944 contra el que era campeón mundial y también legendario Alexander Alekhine. En una España sumergida en la posguerra, “Arturito” Pomar era la muestra de una pretendida inteligencia superior española para este juego.

Detrás de todo este fenómeno de niños que sorprenden a la audiencia ajedrecística, muchos padres suelen ver en sus hijos ese gen ganador y intentan potenciarlo. “A los padres no hay que venderles humo” advierte Raúl Mínguez monitor de EDAMI. La película de Steve Zaillan “En busca de Bobby Fischer” refleja muy bien el mundo competitivo infantil que se vive en estos tiempos. El film se basa en la historia real de Josh Waitzkin, un niño norteamericano que a sus siete años se convierte en un genio del tablero. Josh comenzará saboreando el éxito pero el listón está cada vez más alto y comienza a temer a defraudar las esperanzas que todos han depositado en él. Esa presión a la que se ven sometidos algunos niños en cualquier competición deportiva suele estallar por parte de los padres en los torneos de ajedrez infantiles. “Siempre hay algún problema, chivan jugadas o consultan” dice Raúl, y añade “ hay padres que presionan ya que quieren reflejar en su hijo lo que ellos no han hecho”. Finalmente acaba concluyendo “los chavales se comportan mejor que sus padres”.

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